En Argentina el 8 de agosto de 2018, un día histórico para la lucha feminista, se
convocó a una vigilia frente al congreso por el proyecto de la legalización del
aborto seguro y gratuito, con media sanción en diputados. Miles de personas, en
su mayoría mujeres, marcharon en las puertas del Museo de Antropología de la
UNC, con pañuelos verdes, apoyando la legalización. Mientras en el Senado, los
legisladores decidían si convertían o no en ley el proyecto de interrupción
voluntaria del embarazo, afuera miles de personas soportaban el frío y la lluvia en medio de una vigilia a la espera del resultado de la votación.
A pesar del apoyo de muchos argentinos y 40 ciudades del mundo, la ley fue
rechazada por el senado con 38 votos en contra, 31 a favor y 2 abstenciones.
Por lo tanto, es el momento para volver a hablar de por qué el aborto debe ser
legalizado.
“La penalización del aborto no disuade a las mujeres a practicarse abortos, sólo
hace que los abortos sean clandestinos, se practiquen en forma insegura y
aumente la taza de mortalidad materna, es decir, que el aborto se va a seguir
practicando, pero de forma insegura y el índice de muertes en la clandestinidad
va a subir.” Argumento el senador Fernando Solanas.
La actriz Muriel Santa Ana contó que se hizo un aborto a los 23 años en un consultorio privado, acompañada por su madre y su hermana. "Yo tenía la plata y no tuve que recurrir a una sonda, a una aguja de tejer ni a un sucucho sórdido", narró y agregó: "Yo no deseaba ser madre forzadamente". "Acá no se trata de debatir, de discurrir sobre los límites de la vida y de la muerte. Acá se trata de aborto clandestino o legal. El aborto existe, existió y existirá, legislen lo que legislen", sentenció.
Un embarazo también puede ser inconveniente cuando una mujer tiene una
economía precaria, ella y su pareja no podrían hacerse cargo de un hijo, ya que, un hijo genera múltiples gastos que no podrían cubrir.
Mantener la penalización del aborto niega la decisión de las mujeres sobre si tener o no hijos y el control sobre su cuerpo, agrava las desigualdades de género en la vida educativa, cultural, económica y política. Además, refuerza estereotipos sobre
la crianza y cuidado de los y las niñas.
Que la ley del aborto legal no se haya aprobado lleva a una sociedad a ser todo lo contrario a lo que debe ser una comunidad igualitaria. La soberanía de las mujeres sobre sus cuerpos es clave para lograr la igualdad, ya que, la libertad de tomar estas decisiones está controlada por el Estado, por profesionales médicos, e incluso por la propia familia.
Ya se ha manifestado, en múltiples ocasiones, que lo que está en la mesa del
debate no es si el aborto es bueno o malo moralmente o si es censurable desde el punto de vista religioso Lo que está en juego es si debe o no sancionarse
penalmente. Despenalizarlo no implica justificarlo moralmente, menos aún
fomentarlo; en cambio, penalizarlo es una verdadera violencia contra derechos
especialmente importantes para la mujer: derecho a la dignidad, a la privacidad, a la autonomía, a la igualdad de oportunidades, etc. ¿Quién tiene el derecho a sacarle a la mujer el derecho a decidir sobre su cuerpo? ¿Cómo podría la gente en situación precaria realizar un aborto legal y seguro? ¿Y cómo creer que penalizando el aborto no se van a seguir realizando abortos clandestinos?
En conclusión, el Estado debe dejar de ausentarse, de darles la espalda a las mujeres y negarles el derecho a decidir sobre su cuerpo. Deben poder practicarse un aborto en condiciones dignas. La despenalización del aborto es necesaria para poder lograr la igualdad y antes de juzgar a una mujer por su decisión, Hay que ponerse en su lugar.